miércoles, 25 de abril de 2012

Sofisnieves: Sofisticada como Blancanieves. Disfruten!


Te presentamos uno de los cuentos populares adaptados a los tiempos de Sofisticada. No tendréis temporada hasta junio (exámenes, lo sentimos) pero tenéis CUENTOS POPULARES.



"Porque Blancanieves era muy Mainstream"
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Las montañas recortaban un paisaje de nieve que encerraba el castillo del rey que siempre se presentaba a sus siervos como el más bondadoso y misericordioso de los líderes pero que maltrataban como el peor a sus concubinas. Su hija, una niña puramente prostituta pero princesa, era conocida por como atragantaba a los pájaros con su estridente canto. Su madrastra, inconcebible pero rubia.
                Hijos, como habéis podido predecir ERA YO. Soy perfecta y vivo en TODOS LOS LUGARES. Jiijji. La cosa es que allí por el castillo no había mucho mozo, porque mi padre los ahorcaba antes de que llegasen a las murallas por ser unos prostitutos. Tampoco tenía amigas porque me tenían HEMBIDIA (así escrito, eran de pueblo) así que lo único que hacia era hablar con mi espejo, hasta que un día estuvo hasta los cojones de mi y me acabó contestando. Entonces lo vio mi madrastra.
Yo, como niña tonta que era, no me enteraba de nada y me dedicaba a hacer explotar pajaritos y otras especies que se atrevieran con mi tono de voz. Era feliz. Aquella prisión con prostitutos en todas partes me hacía feliz. Era especialmente feliz con un prostituto llamado Cazador. Cazador tenía veinte años y era lo más tronco que había visto nunca. A mi me gustaba tirarle. El tronco digo. Da igual. Continuando con la historia: mi madrastra se hizo amiga de espejo como ya os he dicho. Aquello fue el principio de mi fin de semana.
                Mi idilio con Cazador cada vez era más intenso: él trepaba hasta mi habitación, y yo le decía que podía subir en ascensor, que no le costaba, pero quería hacerlo romántico. Pasábamos las noches juntos, abrazados, con las manos entrelazadas, mirando la luna, dedicándonos versos de amor, mirándonos a unos sinceros ojos y follando. Como follaba el cazador. Aiaiaiaiai. Tras una noche desfogada me miró a los ojos, y con su tono de voz tan grave y varonil me dijo “cariño, quiero tu corazón”. Que bonito. Era demasiado literal, pero eso lo supe más tarde.
No es que quisiera mi corazón es que quería arrancármelo. Y la ropa. Y mi impunidad vaginal. Y todo. Pero en el fondo de su tronco me quería. Me dejó huir y yo me perdí en el bosque. Tuve que vivir a base de hierbas durante toda una noche. Me hice drogodependiente. Y amiga de un búho. Cené setas y lo último que recuerdo de aquella noche es despertarme en siete camas. Si hijos, a la vez. Yo podía con todos y al mismo tiempo, aunque no tuviera agujeros varios en bukakke lo aprendí instintivamente.

                Pero luego me explicaron todo: me levanté y empecé a gritar como una loca, diciendo qué cojones pasada, trolololo tralalalala y entonces aparecieron siete personas ¡Pero eran enanos! Les pregunté que qué tal había ido la búsqueda del anillo y que tal su representante allí en Mordor, Gimli. Me miraron con cara rara y me dijeron que eran los siete enanitos, traficantes de droga y en sus tiempos libres iban a una mina a ponerse hasta arriba de polvos sulfúricos y a conseguir diamantes para conseguir más droga. Les pregunté que si habíamos follado. Dijeron que no, que sólo con uno, con Pollito. Hijos, la ley de la L con ese tío se cumplía, men… me he ido.
Apunté a eso en mi lista. La postura del pollito no había existido hasta esa noche pasada. Da igual. Me hicieron su doncella. Me dedicaba a fregar, barrer, pasar el polvo, pasar el polvo, limpiar el general y ahh, sí: pasar el polvo. También cocinaba y arreglaba la casa con lacitos rosas cuquis. Además, estar en pleno bosque me permitía seguir con mi afición de cantar. De reventar pájaros. Esas cosas.
                Mi madrastra supo al rato donde estaba: había iniciado un movimiento para impedir que el color naranja se supiese en las paredes, y que se sustituyese por el color rosa, porque las paredes son naranjas, y no rosas. Creo que poner carteles con mi cara y un YES, WE PINK no fue la mejor idea. Ella mando a una vieja que luego descubrí  que era ella, y me dio un lazo. Era muy bonito y me lo puse en la cintura porque soy subnormal y en el cuello no quiero ponérmelo. Cuando se fue, riendo malvadamente sin entender yo por qué, ese lazo cobró vida y empezó a apretarme. Vomité la comida de dos días antes de que llegaran mis salvadores, con una tijera más grande que ellos, y me cortaron el lazo que me ahogaba. Ahora Lazo tiene una vida feliz y cinco hijos, trabaja de camionero. Me alegra que haya dejado su vida de asesino revienta tripas.
                Agradecí a mis salvadores su ayuda limpiando el polvo con más entusiasmo que de costumbre, pero el auténtico ataque que pondría en peligro mi vida y la del color rosa en la humanidad se estaba gestando. Durante ese tiempo de gestación, nueve meses exactamente, me dediqué a organizar un coro con los siete enanitos; me venía muy mal el número ya que no los pude organizar en octavas, pero con su ayuda conseguí modular mi voz para no reventar pájaros. Sin embargo las cigüeñas seguían cayendo por mi canto celestial. A los ocho meses la gestación de ese mal se vio interrumpida por la explosión de una linda cigüeña enfrente de mí. Sí hijos, hubierais tenido un hermano cuentista clásico de Disney. Pero ya da igual. Inauguramos un concierto de año nuevo.
                El padre, claro está, era Pollito. O Cazador. No sé cual de la dos. Pero supe de nuestro amigo Cazador en breves momentos. Dormía como lo hacía Marilyn Monroe: desnuda, y con dos gotas de Channel. El problema es que me tuve que aguantar con una colonia barata que olía a alcohol de curar y allí no había maquinillas por lo que… hijos, parecía Chewacca recién salido del cascarón uteril de su madre. Dormía con las piernas en cinco camas cuando le vi entrar por la ventana: le dije que usara el ascensor, pero me dijo que no le gustaba la musiquita. Él siempre tan especial. Él siempre me quiere.
                Abrí los ojos y sentí la lejanía del tronco. Tenía que verle. A Cazador. A los prostitutos de las murallas. A mi papito. A la bruja puta que se había prostituido con Espejo. A todos. Pero era imposible. Mi deber con el nuevo coro me impedía viajar a mi palacete. Me entretuve limpiando el polvo, como solo yo sabía hacer.
                Dejé de limpiar cuando estaba ya todo limpio (incluso el roble ese que estaba al lado del monte del Destino) y cogí a mis enanos, yéndonos todos a América. Allí llegamos al estrellato: hicimos un remix con Pitbull. Ellos se quedaron allí, pero yo volví, porque el peso de la fama no me gustaba. Y encontré algo raro. Parecía una manzana, pero realmente era UN DRAGÓN MUTANTE QUE ESCUPÍA FUEGO Y ALETEABA FUERTEMENTE, CON CINCO JINETES MONTADO EN SU CORNAMENTA Y EN SU SILLA DE… ah no, era una manzana. Sí. Es… era… una manzana. Sí. Sí.
                La manzana tenía muy buena pinta y la foto de la ancianita al lado de la fruta era muy agradable. Cogí la bola roja roñosa con surcos negros y montañitas blancas del suelo. Era tan apetecible. Al mismo tiempo, levanté la foto de la simpática ancianita con cinco arrugas en la barbilla, ojos peidos y pelos en la nariz sin llegar a ser bigoteros. Enanitos tardaron poco en volver, no podían vivir sin ver como limpiaba su casita, que majos. Justo escuchaba su canto en octavas de siete cuando decidí probar tal exquisito manjar. Lo que menos me imaginaba es que aquel mordisco me iba a sentar tan mal e iba a tener diarrea. No me dio mucho tiempo para sentir las nauseas. Me desmayé. Caí al suelo rodeada del polvo que, sin saber cómo, había reaparecido.
                Los enanitos no tuvieron otra ocurrencia que meterme en una puta urna de cristal. No podían haber pedido ayuda, ni haber intentando reanimarme, no: me meten en una puta urna de cristal. Me dejaron en medio del campo y claro, se me llenó de polvo toda la casa, y la tumba, el bosque, todo se llenó de polvo. Pero yo sigo en mi puta urna de cristal. Yo dejaba pasar el tiempo en mi inconsciente con canciones tipo “La ramona pechugona tiene polvo por casa, ramona, te quiero” y esas cosas. Tonterías. Trolololo. Entonces llegó. Y me salvó. Yo le llamo príncipe, pero todos sabemos que era un asistente de limpieza contratado por los enanos.
Principe Verde (porque de limpiar tanta mierda había pasado a ser del azul del agua estancada) me frotó la urna de cristal: ya era hora de poder ver más allá del polvo que me rodeaba. Me limpió la cara: tenía legañas de limpiar polvo y no frotar la cara. Me cambió el vestido…. Da igual. Era tan encantador. Lo que me enamoró de él fue que me quitó una mota de polvo de mi bigote con un pañuelo suyo empapado con saliva. Luego me besó. Yo le besé. Su lengua sabía a detergente de “Bosque Verde” era príncipe pero compraba marcas blancas, como yo. Me pidió casarme con él para fundar una empresa de limpieza, él era príncipe de “Un lugar lejano” que estaba a diez minutos de mi reino. Pero no sabía si a mi padre le gustaría que me dedicara a limpiar siendo una princesa prostituta.
Hijos, mi padre dejó que nos casáramos y bueno, fundamos la empresa de limpieza. Limpiábamos polvos, nosotros nos los echábamos y luego los limpiábamos y así sucesivamente toda nuestra santa vida. Los enanitos se hicieron famosos y se hicieron llamar los Enanos brother. A veces me liaba con Pollito, pero era demasiado Poll… ito. E hijos, nuestro casamiento se hizo en el palacio de su reino muy lejano (que era una mierda, pero yo le quiero por como es, no por lo que tiene) y limpiamos perdices y vivimos felices con polvos rodeándonos, haciendo que nuestra vida tuviera sentido.

2 comentarios:

  1. ¡Me encanta! Me habéis hecho reír un montón durante toda la anterior temporada. Me los he leído todos hoy, pero me daba vergüenza comentar porque sois geniales y si os dijera algo me sentiría como una estúpida fan que intenta hablar con una estrella muy famosa. Pero no podía dejarlo así, sin deciros lo maravilloso que está. Se lo he pasado a todos mis amigos, y estas dos horas y media que me he pasado leyendo han merecido la pena, de verdad.
    ¡Os adoro, enserio!

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    1. ¡Muchisimas gracias! No somos famosas, somos algo peor: somos estudiantes de universidad con examenes xD
      En serio, muchas gracias, esto nos anima a continuar escribiendo día sí y día también para que os podais reir con nuestras incongruencias :D

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