Al siguiente día salimos rumbo a Sudamérica, donde era el concierto. No me hacía gracia tocar con un grupo así, pero era lo que había. Después de bajar del avión me dirigí a la limusina donde me esperaba Rulas.
Yendo para el hotel me dije en un cartel. Era el nombre del festival si, pero no era un festival, sino una competición
- Rulas ¿Cómo que es una competición? Me dijiste que cantaría con ese grupo raro.
- Bueno ya, te dije eso para que vinieras. Realmente ese grupo no existe, y si, lo siento pero tampoco te iban a dar drogas gratis por venir. Es una competición y bueno, cantas, canta otro y votan quién lo hace muy bien. Es importante.
La verdad que no me sentó bien, pero llevaba un buen colocón encima y bueno, seguramente nadie me superaría cantando.
- ¿Has enviado las pruebas de paternidad que te dije? – Le dije.
- Sí. Vendrán dentro de dos semanas. Por cierto, también he encargado 324786 cajas de raya de ojos. La utilizas mucho, podrías pintártela menos.
- No, así queda bien. Y dentro de dos semanas descubriré quién es la verdadera hija de Helen y Chris. Tengo ganas de conocerla.
- No la pegues ni nada, que nos conocemos. Mira, ya hemos llegado al hotel.
El hotel era un cuchitril comparada con mi casa, pero bueno, me meteré un chute de pastillas y no lo pensaré. Ahora lo que tenía que hacer es centrarme en competir bien y ganar. Me fijé en la gente de allí. Eran como Beneficencia. El que me llevaba las maletas se llamaba Sebastián Marco Aurelio Hernán Santiago Roberto, y la que me limpiaba la habitación Alba María Casandra Cristina Diana Alicia. No pienso aprenderme todos los nombres de la gente, así que prefiero llamarlos despreciables o infelices…
La habitación era muy pequeña, de unos ochenta metros cuadrados con jacuzzi, cama grande, un armario lleno de ropa y tres personas a mi servicio, nada comparado como mi casa. Estaba tan incomoda que preferí bajar abajo, a la piscina que había.
Al bajar y ver que la piscina tan solo era de 500 metros de largo y 250 de ancha preferí tomar el sol. Había muy poca gente, tan solo camareros y gente de la limpieza y algún que otro que se hospedaba en el hotel.
Me fije en que un hombre de unos pocos años más que yo me miraba desde el otro lado de la piscina. Iba vestido de traje negro, con un maletín. Era bastante guapo y no estaba mal. En ese momento se acercó a mí el Rulas. También se acercó el hombre y pidió algo al barman que estaba cerca de mí.
- Oye Amy, la prensa quiere fotografiarte. Dicen que eres muy conocida aquí. Dentro de media hora vístete y sube a la habitación – Miró hacia el hombre del traje – Y deja de mirar a ese, no me gustaría que fueras infiel.
Se alejó entrando al hotel. El hombre del traje seguía mirándome. Se puso unas gafas de sol y se acercó a mí.
- ¿Amy? – No sé como sabía mi nombre. A lo poco caí que era porque era famosa. Siempre se me olvidaba. Yo asentí – Vaya que… que cambiada estás. Estás un poco envejecida, eso sí, pero tan hermosa como siempre.
- ¿Quién eres? – Me estaba poniendo nerviosa. Su voz era muy rara. Parecía que no era de aquí.
- Vaya, normal que no te acuerdes de mi, hace mucho tiempo de ello – Miró a su alrededor y yo hice lo mismo. Volvía a venir el Rulas, con el móvil y mirando alrededor – Parece que no es el mejor momento para presentarnos. Espero que te vaya bien, Amy.
Rulas se acercó a mí y asesinó con la mirada al hombre del traje, que se iba por la puerta.
- Vamos, a prepararte, que ya tienes que ir a la rueda de prensa.
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