martes, 1 de enero de 2013

Séptimo minicapítulo


(Es corto. Simplemente relato su llegada a la casa de su padre, así que no pidáis mas si no queréis que os estrangule en la bañera y derrame la sangre en el cristal)


Aquella noticia me dejó anonadada (Que vocabulario por dios).
- ¿Pero el juicio no era dentro de una semana? ¿Qué pasó?
- Bueno, hemos llegado a un trato tu padre y yo. Si tu te vas con él, me regala un piso en Francia para ir a pasar allí el verano con Luigi. Ya ves que hemos pensado mucho en ti, hija.
Sonrió y se metió en la casa.
- Vamos, Amy, tenemos que irnos – Dijo Chris
- Espera papá, antes quiero despedirme de alguien.
Asintió con la cabeza y montó en el coche para preparar algo (No se que poner). Yo salí corriendo a casa del Fran para despedirme de él. Cuando se lo conté, su cara cambió en cero coma (muy rápido, vamos). Le pregunté que tal estaba.
- ¿Qué tal? – Me contestó - Ah, si quieres que te diga la verdad no he dejado ni un segundo de pensar en ti, mi perfume es el aroma del último beso que te di, se me olvidaba que no volverías…

(Ahora, por favor, quien se haya creído que este esperpento es capaz de decir esas cosas, que deje de leer. Pongamos la verdadera contestación del Fran)

- Tía pos tó flipaó mas dejaó, pero no quiero dejarte, te llamaré, te escribiré… eres mi toh, amy, mi gente
Nos besamos y me fui. No me gustan las despedidas. Pensé en la Vane. Bueno, que la jodan que seguro que está con el Víctor y no me hace caso. (Es que el Víctor es mucho Víctor e…)
Al llegar a la puerta de mi casa ya estaban los dos subidos en el coche, charla con un mapa de “The campsy” (Tener en cuenta que es Inglaterra, que no existe el CAMPSA)
Me subí y nos alejamos de mi querido hogar para irnos… para irnos a Francia.
Llegamos en dos días de coche. Mi padre siempre quiere ir seguro y va a ochenta por una autopista. Cuando vi Francia por primera vez no me gusto nada. Todo eran viñas, campos y viñas. Mi padre vivía con Charla en una casa rodeada de viñedos. Tan solo había una casa al lado suyo.
- Amy, ¿ves esa casa? – Me dijo mi padre, señalando la casa de al lado – es la de nuestros vecinos. Tienen un hijo de tu edad, quizás te caiga bien.
Resoplé. Yo quería a mi Fran. Y aunque estuviéramos muy a distancia, le seguiría queriendo.

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