lunes, 11 de junio de 2012

Capítulo 9. Segunda temporada


Locura transitoria en progreso...
Antes de nada me gustaría decir yo, parte de este blog y @comoestaelmund0, estoy trabajando con mi amiga en LA MEJOR HISTORIA JAMÁS CONTADA (por nosotros). Puedes participar en la historia, INFORMATE


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La cara de Anker cuando terminé de narrarle mi sueño no se me olvidará nunca. Cuando terminé de contarle una seria sospecha que tenía hacía un par de meses. Decidimos que era hora de volver y poner en marcha nuestro plan. Era muy sencillo: Anker debía ser el nuevo líder de la manada, así que tenía que luchar contra Rover, pero él era demasiado fuerte. Ahí entraba yo y mi capacidad de distracción. La pena fue que los acontecimientos se sucedieron demasiado deprisa.

Dije a Esteban que nos teníamos que ir, e, hijos, aquí ocurrió algo que nunca se me olvidará. Fue la despedida más emotiva de mi vida. Esteban me negó con la cabeza, cogiendo mis manos y besándolas con sumo cuidado. Yo le miré, implorando que viniese, pero él me contestó que ese era su hogar. Llevaba raro tanto tiempo que no pude evitar comentárselo. Me dijo que era algo suyo, privado, que algún día me contaría. “Si necesitas saber de mi, pequeña doncella” Me dijo “Tan sólo tienes que mirar al cielo. Allí estaré”. Creí que se iba a hacer astronauta, pero luego, ya en el avión, conseguí entender que era una metáfora. Bueno, la cosa es que hablábamos de Anker. Todo sucedió muy rápido. Tan rápido que te lo voy a contar en el próximo párrafo.

El avión nunca terminó su viaje. Fue un complot de la manada de Rover. Caímos en picado al agua y puedo gritar muy alto que sobreviví gracias a Anker. Llegamos a una isla rara y allí nos estaban esperando. Al primero que vi fue a Erik, con ese aire de vanidad infectando el aire que respiraba. Rover estaba detrás, con una sonrisa de arrogancia que había aprendido a temer. Anker, pese a estar herido, me echó hacia atrás, tenía una máscara de témpano por cara, pero en sus ojos veía todo lo que me quería decir. Me besó. Era un beso que sabía demasiado triste, que sabía a despedida. Sus últimas palabras fueran “Cuidaos, os quiero”.  Y se alejó de mi para rozar la muerte en ese grupo de bárbaros.

Y en ese momento lo ví claramente: el lago, los pinos, el vagabundo, el caballo… vi todo, y me di cuenta de que mi sueño se iba a hacer realidad. Iba a correr detrás de Anker cuando alguien me cogió por detrás, arrastrándome hasta que perdí de vista todo lo que estaba ocurriendo. Conseguí zafarme, pero ya estábamos montados en un barco. Al verle el corazón me dio un vuelco, y no pude evitar llorar al pensar en el final de Anker. Esteban me abrazó, consolándome. “Él te quería, pero era su hora. Vamos, no mires hacia atrás. Venga. Quédate con su recuerdo, él siempre estará mirándote desde los cielos”. Hijos, desgraciadamente tampoco se refería a que se iba a hacer astronauta. Escasos segundos después de sus palabras se escuchó un ruido, una explosión que acabó en una gran nube de humo y de fuego, y gritos de victoria de la manada que me había quitado a Anker. Lloré, porque hijos, Anker sería vuestro padre si no hubiera ocurrido aquello.

Anker se fue pero no me dejó sola… Cuando dijo “cuidaos” se refería a mi y al pequeño Anker que en pocos meses nacería. Lloré y aun lloro por la pérdida de mi mejor amigo, pero en su día pude seguir adelante gracias al empeño que puse en ser la mejor madre del hijo de tal maravillosa persona. Al final me quedé en Colombia viviendo con Esteban. Las cosas lejos de tranquilizarse, empeoraron bastante cuando, además de la venganza de Rover, tuve que afrontar los secretos de Esteban.

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