miércoles, 13 de junio de 2012

Capítulo 10. Segunda temporada


Vale, a lo mejor las cosas están cada vez más lejos de la realidad... Vale, a lo mejor debería volver a la vida de verbenera... Vale, a lo mejor podríamos ir marcando límites a la historia... Pueden pasar muchas cosas TÚ NOS PUEDES AYUDAR A QUE PASEN: ¿Piensas que Sofi debería volver a su depresión por Cantinflas? Puede.. ¿Debería probar el sexo homo? A saber... Ustedes dirán ;) por ahora seguimos con paranoias varias. 

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Días de publicación: Lunes, Miércoles, Viernes


¡POR CIERTO!: Teníamos que deciros que nos gustaría que os involucraseis más en la historia. Por eso hemos decidido que, quién quiera, puede darnos ideas al correo de lavidaensofisticada@gmail.com, en plan de "Eh, quiero que vaya al polo norte y se lie con un oso" Pues nosotras llegaremos a ese punto. ¡Así será más divertido




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No me lo podía creer. ¡Iba a tener un hijo! ¡De Anker! Hijos, nunca me he planteado tener un bebé en  mi interior, pero me hacía ilusión. Esteban me ayudó en todo como un amigo, pese a que en Colombia hubiera un nivel de vida más bajo que en Nueva York. Un día llegó a casa con una sorpresa: había comprado una llama al niño para que montara cuando naciera. Era tan adorable… pero hijos, la adorabilidad de Esteban iba desapareciendo cada vez que su estado anímico cambiaba, cada vez que tenía más secretos… y cuando abrí una de sus cajas y vi que había veinte kilos de cocaína. Y de la buena.
La cocaína no me hubiera impactado tanto si en la mercancía no hubiera escondido armas de destrucción masiva… Esteban era médico… Esteban era mi amigo… Esteban no era un contrabandista ni terrorista ni nada raro… Los primeros meses no me llegó a explicar nada de la mercancía que vi, tampoco me atrevía  comentar nada. Tampoco tuve oportunidad: mis mareos, sus viajes, mi venganza, su trabajo… nos vimos poco. Además, todavía me levantaba cada noche gritando el nombre de Anker… y él no estaba para consolarme. Todavía no me veía capaz de disfrutar de los paisajes de Colombia…aquellos que me había anunciado el final de mi vida, aquellos que aún después de los años me siguen recordando las caricias de los recuerdos con Anker. Mi venganza, mi hijo… eso era mi vida ahora.
Harta de tantos secretos esperé a que Esteban llegase de uno de sus viajes para hablar con él. Le conté lo que había visto y se sinceró conmigo: sí, era médico, pero realmente era médico militar, de las guerrillas, y químico, fabricante de drogas que luego exportaban a todos los países. Había vivido en Nueva York ya que era muy buscado por otra mafia en Colombia, mafia que ya había desaparecido. ¿Cómo era posible que Esteban fuese eso? Yo le veía matar con lanzas, no con pistolas… Pero, entonces se me cruzaron los cables, hijos, y me di cuenta de que era mi momento: tenía un amigo con armas de destrucción masiva y nombres, Erik y Rover, que quería matar. Hijos, sonará raro, pero me hice narcotraficante. Y era divertido.
Por aquel entonces ya estaba bastante embarazada. El hijo de Anker nació a los siete meses… teniendo en cuenta que su padre era hombre lobo y yo solo una humana nació el niño más precioso del mundo, era encantador y a los pocos meses ya andaba. Consulté con las tribus de esas zonas y me contaron leyendas que hablaban de niños inmortales con una fuerza sobrenatural. Supuse que mi hijo era uno de ellos. Estaba encantada con un niño que se parecía tanto a Anker…tenía sus ojos, su pelo, su risa…mi llanto… No le puse nombre. Mi mente se empezó a centrar más, sin querer, en mi venganza.
Dejaba al niño con Oswaldo, un preso que ya había salido de la cárcel por triple asesinato, pero que le gustaban mucho los niños. Jugaba al cucu tras con mi hijo y a veces le dejaba la pistola. Eran muy monos. Esteban había conseguido que me metiese en ese mundo de las armas y pude conocer al jefazo de todo esto: Damián se llamaba, conocido como “El gato” por ser una persona ágil. Nunca había ido a la cárcel, nunca había matado, nunca había consumido drogas. Eso sí, era el perfecto para ayudarme en mi crimen. Eran tan perfecto, hijos, que me acabé enamorando de él. Y él de mi. Pero en un mundo tan rudo como era la delincuencia no era fácil decir tus sentimientos.

2 comentarios:

  1. Al final habéis metido todo esto jajajaja espero el capítulo del viernes, si no hay fallos.

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    1. Y no has visto todo, porque hemos hecho unas cuantas que...

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