lunes, 28 de mayo de 2012

Capítulo 4. Segunda temporada


¿Preparados para el cuarto capítulo de la vida de esta mujer? ¿Qué la deparará el futuro? ¿Vosotros lo sabeis? Nosotras tampoco. Recordad, dos escritoras, dos parrafos, dos estilos diferentes, que causan el bipolarismo de Sofisticada. 




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Días de publicación: Lunes, Miércoles, Viernes


¡POR CIERTO!: Teníamos que deciros que nos gustaría que os involucraseis más en la historia. Por eso hemos decidido que, quién quiera, puede darnos ideas al correo de lavidaensofisticada@gmail.com, en plan de "Eh, quiero que vaya al polo norte y se lie con un oso" Pues nosotras llegaremos a ese punto. ¡Así será más divertido


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Hijos míos, como podéis comprobar estoy delirando un poco, y a veces cuento cosas que tienen menos sentido que una película romántica para mujeres post-menstruación. Intentaré ceñirme a la historia de mi vida en lugar de hablar como si estuviera fumando arcoíris junto a unicornios alados que bailan. Hijos, Robert y yo continuamos la relación, aunque admito que no me involucraba mucho: me enviaba mensajes al móvil y no le contestaba, me llamaba y no lo cogía, incluso un día le puse una bolsa con una caquita de perro en la puerta de su casa y la prendí fuego. A la bolsa no, a la casa. Fue divertido. Entonces, tras algunos meses de relación, se dio cuenta de que no deberíamos seguir. Pero eso está lejos, aún, y la historia también. Bueno, no tan lejos. Ahora prefiero hablaros de cómo era mi vida en Nueva York lejos de amantes.

                Me centré en mi carrera y en intentar ayudar a Esteban, que al final fue quien me ayudó a mi cuando me diagnosticaron piromanía… Además de Prozac tuve que empezar a tomar otros medicamentos, hijos, menos mal que tuve buenos amigos que me ayudaron. En cuanto a Robert, supe que nunca tuvimos nada cuando descubrí cuadernos en su escritorio del periódico donde explicaba por qué llevaba lentillas verdes esa noche tan catastrófica para mí. Aunque, en realidad, no conté nada hasta que llegó el momento oportuno para mi venganza… El problema es que ese momento oportuno llegó cuando Anker aterrizó en NY y con él cincuentamil sentimientos encontrados.

                Sí hijos. Anker, el que había estado en mi vida tanto tiempo, el que me había acompañado en mis peores y en mis mejores momentos, estaba en la isla. Lo descubrí cuando fui a recoger a Esteban al aeropuerto, que venía de ver a su familia allí, en el país ese donde viven y tienen hambre. Estaba con el cartel de su nombre cuando lo vi: rubio, hermoso, con ese toque que nos gusta a todas. No me vio, y lo agradezco, ya que me tapé con el cartel. Sí, con el cartel de VUELA CON NOSOTROS, SOMOS LA MEJOR COMPAÑÍA, de 40 metros cuadrados que había en la sala de espera. Esteban me vio (es médico, es genial y esas cosas) y por lo visto notó en mi rostro que nada era ya normal en mi. Yo quería mi vida de periodista. Yo quería una granja de ponies.

                Fue una reacción infantil… pero tuve demasiado miedo. Aunque con mis problemas, esta nueva vida era demasiado real para ser mía, no sabía cómo la había conseguido y no quería perderla. El problema es que cuando el destino te coge manía no puedes hacer nada… y Anker olía la parte de mí que era suya. Me sorprendió detrás de mi con un beso en la mejilla. ¿Iba a volver a dejarlo todo por él? Ahora que tenía un futuro y que esperaba con ganas esa venganza con Robert… Pero ese beso me desarmó, cuando quieres a alguien de verdad nunca lo olvidas…por perrerías que te hayan hecho. Si bien eso él no tenía por qué saberlo. Le saludé educadamente y decidimos quedar para comer juntos y actualizar nuestras vidas.

                Admito que estaba enamorada de Anker. Me vestí elegantemente con mis mejores ropas para quedar con él, y con la fuerza necesaria para preguntarle muchas cosas que tenía que saber. A la hora correspondiente me encontraba cerca de allí, y le vi: elegantemente vestido, con la barba recortada, sonriendo… mientras hablaba con alguien. Y ese alguien era conocido para mí: Erik. Hijos, Erik se marchó en ese mismo momento sin verme, pero parecía enfadado con Anker. Y de nuevo volvía a tener en mi vida a esos dos personajes.

1 comentario:

  1. ¿Anker no le daba mandanga a Erik? Esto se está volviendo una historia de amor puke rainbows.

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