Capítulo 2. Segunda temporada

¡Hola amigos! Como ya os dijimos y habéis podido ver, la historia va lenta: pero no significa que Sofisticada se haya relajado! Significa que ahora su vida es más tranquila. Aún así os dejamos con el segundo capítulo de la segunda temporada, que ya empieza a tener sentido... y a dejar intriga!!

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Busco mi mirada en esos ojos verdes porque esa ventana guarda el secreto de lo que somos en todos mis sueños, ese nosotros que empieza por ti y termina en ti. Fue una frase, un guiño a aquellos ojos… a esa persona con la que tenía que compartir mi vida… Recibí muchas contestaciones pero hubo una que me llamó especialmente la atención: Mis ojos no son verdes pero mi mirada captura la tuya todas mis noches. No estaba dispuesta a volver a mi temporada de amantes everywhere pero me llamó la atención una frase tan parecida a la mía. Probé a seguir mandando pequeños mensajes en mis columnas.

                Eran mensajes cortos y simples, para que la puta persona que compartía mi corazón y esas moñadas dignas del libro de crepúsculo barnizado con chocolate lo entendiera. Ponía cosas como “Eres tú a quién amo” y gilipolleces varias. Me seguían llegando contestaciones, a veces un poco obscenas, a veces con fotos que precisamente no eran sus ojos… así que fui más directa y puse “Tú, si tú. Me cruzo contigo. Te quiero. Me quieres. Quedemos. Pene”. Lo de pene era porque si no se notaba mucho.

Por aquella época estaban desarrollando un nuevo medicamento un poco más potente que el Prozac y yo lo probé…resultó que ejercía el efecto contrario al deseado… Al final quedamos en Central Park. Me dijo que se llamaba Robert y que había seguido mi columna desde el primer momento, que le gustaban mis consejos y que se imaginaba que algún día yo los siguiera para encontrar a esa persona… que esperaba ser él. Iba demasiado rápido, yo quería a los ojos verdes, aquellos ojos que había convertido en míos. Pero Robert era un buen chico y me propuse ayudarlo.

                Me dijo que quería ser periodista. Mientras hablaba yo miraba sus ojos verdes, y al final de nuestra relación, que no fue marital, se los arranqué. Es broma hijos, no me miréis con esa cara. Es broma. No, no llores… ya, vamos…. Venga, ves a limp.. hijo pero… ay dios mío que niños… sigamos. La cosa es que quería ser periodista. Era bueno, voy a admitirlo, pero no era el hombre de ojosverdiles que tanto me gustaba. Fue creciendo en el mundo del periodismo… y en escasos meses, antes de que pudiera decir “Csikszentmihalyi“ bien pronunciado… se convirtió en mi enemigo. Y así dejé de buscar al hombre ojosverdiles para una batalla periodística…. Que cambió el mundo. Claro está, el mundo de periódico. No me creo tanto.

Robert quería mi puesto en el periódico, él defendía que los consejos pueden ir más allá de los problemas con pareja y amigos. Algo en lo que yo estaba de acuerdo. El problema era que quería que sus consejos se centraran en la Bolsa. Quería exponer un proyecto de emprendedores a partir de una columna en el periódico. Era un tipo raro, pero quería evitar los temas de autorregulación; él sabía que en esos temas tenía las de ganar. Y algo tan absurdo como temas a los que aconsejar se convirtió en el debate de qué es lo más importante: la economía o la vida diaria. Gané yo. Como siempre.

Mantuve mi puesto y volví a comenzar mi batalla por conseguir a mis ojosverdiles. Pero Robert no paró allí. Robert intentó matarme.

Recomienda, comenta y esas cosas por las que Dios aún no mata.