sábado, 7 de abril de 2012

Capítulo 24: penúltimo de la temporada

Hola amigos: Como hábeis podido ver nos hemos tomado unas vacaciones de Semana Santa, además de porque no teníamos capítulos con los que seguir: pero aquí estamos, un sabado, y publicaré para todos los que esperais la nueva temporada:
Tengo, antes de seguir hablando, una buena y una mala noticia: la buena es que dentro de nada estará en PDF disponible la primera temporada de esta gran serie que estamos creando.
La mala noticia es esa: que dentro de nada la terminamos, siendo este el penúltimo capítulo de la temporada. Dentro de nada tenemos los exámenes y hay que dar duro, pero sabréis de nosotras en escaso tiempo. 
Ya sabeis que, ahora que vamos a estar ausentes por los examenes cuando se termine la temporada, podeis enviar cosas sobre la serie o vuestras y si se puede las publicaremos por aquí, la dirección es la siguiente:


                                      lavidaensofisticada@gmail.com


                        -------------------------------------O-------------------------------------




Los colores empezaron a mezclarse en compás extraño… empecé a girar sobre mí misma mientras mi alrededor se iba desvaneciendo en una capa de niebla cubierta por esa mezcla de colores… De repente, todo se hizo oscuro. No sé cuánto tiempo estuve en esa oscuridad ni sé si era consciente de ella. Recuerdo que mi primer recuerdo fue una habitación blanca con una ventana en la pared derecha. En ella los primeros rayos de sol anunciaban el comienzo de un nuevo día.

Me levanté corriendo y gritando al cielo dónde cojones estaba. Me cogió un hombre, fornido, pero conseguí librarme de él con una  de las llaves de karate que aprendí cuando estuve en el monte con el oso panda. Entonces vino un hombre con una metralleta y empezó a disparar en la habitación, pero conseguí librarme de ello poniendo la cama como protección, mientras conseguía sacar mi  bazooka y explotar el pasillo donde estaba ese hombre. De nuevo, caí inconsciente, y al levantarme, estaba otra vez en esa puta habitación blanca, que parecía muy blanca, tan blanca que yo creo que lo del tiroteo no lo había vivido. A mi lado estaba alguien, pero era incapaz de verlo.

Volví a abrir los ojos, pero esta vez con un dolor de cabeza insoportable y una niebla en mi vista que no conseguía disipar por más que me esforzaba en parpadear y concertarme en mi nueva realidad. Una voz de chico, probablemente de la figura que no conseguía ver, me susurró al oído: 
             –Ya estás a salvo, tranquila…Estás viva – Esto último parecía decírselo a sí mismo como si fuera un sueño cumplido. – Han sido meses difíciles, pero ya estás conmigo otra vez.
             –¿Quién...? - Mi voz sonaba débil y desorientada, empecé a entender que estaba en un hospital. Seguía sin poder ver nada más allá de esa niebla que me rodeaba 
             –Mi vida, llevas meses en coma, pero ya estás bien. Los niños querrán verte. Soy tan feliz. Te quiero. – me dio un beso en la frente.

Entonces Leonardo DiCaprio apareció y nos miró a los dos: era un hombre muy guapo. Miró a todos los lados y dijo: oh dios, tenemos que dar la siguiente patada o nos quedaremos en el sueño. Nos levantamos corriendo y nos dimos cuenta de que eso era un sueño modelado: flotábamos, volábamos, y Leonardo DiCaprio nos acompañó hasta el aparato que teníamos que tener en la mano cuando diésemos la patada. Y dimos la patada, saliendo del sueño.

Y volví a despertar en esa misma habitación, pero las paredes eran naranjas, y no sé por qué eran naranjas y no rosas, porque yo las quería rosas. La mano que me asía se soltó y empezó a llorar. Yo también lloré. Todos lloramos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario