lunes, 8 de julio de 2013

LAS BALLENAS SECUESTRADORAS - Primer día


Hola amigos y amigos: aquí tenemos el primer día de las ballenas secuestradoras. Las palabras con las que he tenido que trabajar han sido EVENTO - MILAGROSO - GUAMAZO - BATACAZO. Creo que he sido decente...  ¡Disfrútenlo!


PRIMER DÍA

Por fin había llegado el día: estaba preparado para el evento que tanto tiempo llevaba preparando. Lo tenía marcado incluso en negrica en la agenda, junto a su cita con el dentista y con el urólogo. Sí, urólogo… digamos que tenía ciertos problemas con su soldadito: muchas veces desertaba. Tragó saliva, feliz. Recordó el rostro de su novia, con la que llevaba ya varios meses: aún no había aplastado las flores de su jardín de las delicias y esta noche era la noche.

                Hizo una cena especial para ella, vestido elegantemente con su corbata de Star Wars. Se había depilado el culete y las piernas, e incluso lo había intentado con su soldadito. Ahí sí que se levantaba, el muy cabr…. Respiró hondo, apreciando el silencio que se disipaba en su salón. Se acercó a la mesilla y abrió el cajón, nervioso por lo que iba a hacer: cogió el bote, leyendo “VIAGRA” en grande, junto a otro texto “PORQUE SI TE LEVANTAS TODOS LOS DÍAS POR LA MAÑANA, QUE SE LEVANTE ÉL POR LAS NOCHES”. Le daba vergüenza hacerlo, pero lo necesitaba. Se metió las pastillas en la boca y sintió el milagroso efecto de las pastillas. Su soldadito, nada más tragarlas, comenzó a inspeccionar el pantalón de traje que se había puesto, deseoso de destrozar un campo enemigo. Intentó tranquilizarle con las manos, pero no lo consiguió. Sabía que aquellas pastillas eran buenas, pero no sabía que tanto. Debería hablar con su médico sobre ello la próxima vez que fuera… es decir, mañana.

                Intentó bajarla, pero no podía: pensó en cachorritos, en cuerpos muertos, incluso en su antigua suegra, pero nada lo consiguió. Soldadito quería conquistar cosas. Tenía que tener eso relajado antes de que llegara su novia, la cual era Mexicana. Es importante en la historia que sea mexicana, porque allí usan otras palabras que también se encuentran en nuestros diccionarios. Llamaron a la puerta cinco minutos después. Su novia le dio un beso, alterando más al soldadito. Él estaba ligeramente doblado, intentando que ella no notase el bulto. Llevaba mucho tiempo esperando ese momento como para perderlo ahora. Desgraciadamente ella lo notó cuando le abrazó cariñosamente. Su rostro cambió de felicidad a asquerosidad mexicana, dándole un guamazo, es decir, una hostia mexicana. Es diferente a una española porque las mexicanas son como más fuertes, más parecidas a un guamazo que a una bofetada. Se marchó por la misma puerta que por la que había entrado, aunque ya no era su novia, sino una ex ofendida que le haría la vida imposible y que le enviaría emails de gatitos y perritos con mensajes perversos entre los hocicos de los animalicos. Cerró la puerta con lentitud, entristecido: bueno, ya que el soldadito no había podido matar a extranjeros, siempre podía disfrutar con su propio ejército.


                Se fue al baño a… darse cariño. Sí, esa es la palabra. No habían pasado cinco minutos cuando alguien de nuevo llamó a la puerta. Sonrió, volviendo a colocarse los pantalones con rapidez, pese a que el soldadito aún no hubiera terminado la fiesta. Quizás era su novia mexicana, dispuesta a retirar el guamazo.  Abrió la puerta con rapidez, aunque no le dio tiempo a ver lo que había detrás: recibió un batacazo con una especie de… ¿Aleta? ¿Era una jodida aleta? La tuvo encima durante algunos segundos, húmeda y grande. No entendía nada, y comenzó a temblar. Lo único bueno de esa situación es que el soldadito había descendido. Tragó saliva, y se consiguió zafar de aquello… entonces vio sus enormes ojos, su enorme cuerpo, y, antes de que ella le cogiera, se preguntó cómo mierdas había cabido por ahí. 

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