lunes, 13 de febrero de 2012

Capítulo 6


Amigos y amigas de Sofisticada, aquí el capítulo completo; algo más largo que el resto pero para seguir "el argumento" o "la trama" o.... ¿qué es esto? En fin, para terminar decentemente algún capítulo de su vida.

Disfruten !
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Y no, no era el vino que había bebido anteriormente en la misa, sino que lo vi: vi a la muerte. Y me enamoré de ella. O no sé si eso era un enamoramiento. Solo tengo que decir que para volver a verla tuve que llevar a cabo muchos… ehmm… asesinatos.


Por cada muerte un alma se resbalaba del disfraz humano, liberaba a esa pobre conciencia de su atadura mundana y yo podía ver a ese ángel… es cruel y probablemente no haya sido la única que ha notado como os habéis alejado tres metros sobre los que estabais sentados.

Como iba diciendo, ese ángel era lo más magnético que había sentido en mi vida, era mejor que junto la heroína el éxtasis y la María al lado de Erik en el paisaje Argentino… porque eso era lo más bonito que había tenido hasta ahora en mi vida y puede sonar triste pero me conformaba si en esa lista estaba Erik… aún no lo había superado y creo que eso fue lo que me llevó a ver ángeles donde sólo había nieblas… a escribir asesinatos donde solo había recuerdos de cadáveres de perritos. Mi vida iba encabezada por la locura, porque yo había perdido mi cabeza al apostar mi corazón por Erik.

Por eso, hijos míos, decidí escaparme. Quizás no era lo más adecuado, pero la seguridad de un monasterio es un tanto lamentable. Cogí mis prendas de vestir para no parecer una gilipollas y salí de allí. No sabía a dónde dirigirme, no sabía por donde empezar a buscar… pero debía empezar. Eso es lo que tenía que hacer, hijos. Entonces fui al aeropuerto, cogí el primer vuelo… pero resultó que la compañía de vuelo había quebrado. No podía esperar. No tenía nada, por lo que nada tenía que perder. Cogí y me puse en la M-40, haciendo autostop. Un amable señor que llevaba un camión se ofreció a llevarme. ¡Incluso me ofreció sexo! Fue muy atento. Pero conseguí llegar a mi destino: Dinamarca. Mi objetivo ahora debía buscarle entre esa mezcla de rubios, altos y con ojos azules que hablaban una lengua extraña. 

Los exterminaré.

El ”Prozac”, chicos, el “Prozac”, traedme el medicamento… esta esquizofrenia va a acabar conmigo… Gracias, hijos míos. Veréis llegué a Dinamarca y estaba como un japonés en una Asamblea Coreana por la Patria: perdida, incómoda pero confundible para un occidental. En realidad no sé que es lo que he dicho, el caso es que estaba perdida y no sabía qué hacer, sólo me guiaban mis ganas de juntar mis labios con los de Erik y solucionar lo que quiera que debiéramos solucionar para poder estar juntos… Mientras caminaba por las calles de ese país tan poco exótico pero tan fascinante, empecé a sentirme atraída por sus calles, por sus historias… Entonces, en un momento en el que mi vida empezó a mezclarse con esas calles vi de nuevo a ese ángel de la muerte… en ese preciso segundo encajé las piezas… Desde la primera vez que vi a ese ángel de la muerte, había ocultado en él a Erik… Él era Erik… Pero claro… la analogía hablaba de un futuro doloroso en el posible “nosotros”.

No sabía si ir a por él y lanzarme a sus brazos o tan solo espiarle, acción sin utilidad, saber donde vivía, entrar por la noche y sorprenderle, llegando a una noche loca. Decidí acercarme a él. Estaba con unos amigos tomando algo y hablando en ese estúpido idioma raro que ellos tienen. Tuve que achinar los ojos cuando le vi: por lo que pude “ver” habían conseguido la purpurina.

- Hola Erik – Le dije – He vuelto
- ¿Quién eres?

Me sentí estafada en aquel mismo momento, le maldije, le insulté y le pegué: pero no sabía quién era.

- Soy Sofisticada. Te ayudé en España, nos vimos en Nigeria…

Erik sonrió, se levantó y me alejó de allí.

- Ya sé quién eres. Jamás te olvidaré – miró a sus amigos y me volvió a sonreír. Sonreir, sonreir everywhere - ¿Qué te parece si nos encontramos a las doce en “nombre impronunciable de plaza de Dinamarca”?
- Vale.

Hijos, aún falta mucho para que llegue vuestro padre, y sobre todo para qué entendáis por qué acabé con él y no con otro. Pero hijos, que sepáis que cuando diga quién es vuestro padre… TEMBLARÁ ESPAÑA.

-¿Por qué a las doce? No tengo nada que hacer hasta entonces…-en realidad al probar estar  tan cerca de él necesitaba más… era mi droga y empezaba asumirlo.
-Porque estoy en negocios, Sofi…
-Ajajiehva dds cxo b SOFEA aksfewñoi- dijeron los amigos de mi príncipe.

Erik se dio la vuelta en un alarido y les tiró purpurina a los ojos en un gran gesto de enfado. Se volvió hacia mí y me besó sin previo aviso, susurró un par de palabras en mi oído y salió corriendo.

No haré comentarios respecto a esto último. Fue heroico, magnate, romántico… Me quería, me lo había dicho y yo iba a creerle porque sentía lo  mismo.

Me quedé sin nada mejor que hacer hasta las nueve y media que empecé a buscar la placita de Dinamarca. Eran las doce y cinco cuando por fin la encontré y él estaba ahí, apoyado en la pared de al lado de la fuente, con una mirada intrigante y una posición de chico malo que hacía que le quisiera más porque era perfecto para mí, era perfecto en general.

Se acercó hacia mi posición y me llevó a dar una vuelta “turística” por Dinamarca, por todos los rincones que contaban alguna historia importante, sin darse cuenta que cada rincón que tocábamos nosotros de esa bonita ciudad se convertía en importante porque éramos nosotros… me empezaba a gustar demasiado utilizar el plural para hablar de “nosotros”.

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