lunes, 12 de marzo de 2012

Capítulo 16


ESPERO QUE OS SIGA GUSTAAANDO. Algún día subiré en PDF todos los capítulos para que no os perdáis, niños de Dios.

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Cogí una balsa y quemé las demás para que les fuera imposible salir de allí. El hombre vampiro con su mujer bombo se convirtieron en murciélagos y salieron volando. No volví a saber de Michel por una temporada, pero decidí ir a la ciudad de las luces y de las cosas brillantes: las Vegas. Allí dejé de llamarme Sofisticada para llamarme Hannah Montaña (con ñ, muy español todo) y me hice crupier. Conocí a muchos hombres con dinero, a muchas mujeres que lamerían cualquier falo por conseguir a esos hombres y viceversa. Fue un tiempo muy extraño.

Los juegos de luces se ven distintos en los suburbios de esa gran ciudad, las risas y celebraciones suenan en un eco lejano en las calles de los barrios más bajos… Yo, después de pisar la gloria con mi disfraz de rubita de pelo postizo natural de los lugares oscuros del ser humano… ¿qué he dicho? No sé. Tampoco importa. El caso es que caí en una gran depresión, mi vida había perdido todo sentido; si algún día tuviera algo… Ya no me quedaba ni unas alas de mi unicorja para llorar. Entonces tomé una de las decisiones más difíciles de mi vida. Me trasladé a San Francisco para sublimar mi último sueño: ser uno de los centenares de personas que se suicidan al día en ese gran puente rojo.

Llegué en escasos días a San Francisco, pero la felicidad de la gente, el sol saliendo, las ardillas comiendo la roña de los vagabundos y los coches tuneados no cambiaron mi decisión. Era de noche cuando me adentré en ese precioso plano de edificación con forma metálica y me senté a contemplar el río que pasaba por debajo de él. Sabéis que no me suicidé, no estaría contando esto. Pero os voy a explicar el por qué. Cuando ya estaba preparada para saltar lo hice, no fui tan tonta de esperar. Pero alguien me agarró, me agarró fuertemente y me salvó de lo que yo creía la mejor decisión de mi vida. Era un hombre, elegante, duro, valiente, con una cuerda en su espalda y un “¡¿ESTÁS LOCA O TIENES CIERTO RETRASO MENTAL?!” en sus labios.

Me dijo que le llamara Spidi… le hacía gracia ese superhéroe que se colgaba de los tejados… yo le dije que prefería Speed, el cerdo que parecía ser mientras hablaba de forma tan poco delicada cuando me rescató de mi decisión; no era la verdadera persona que encerraba Spidi en su persona… Me llevó a su casa, dónde vivía con su madre; que nos confundió por pareja, a lo que reímos a la vez y él me besó. Raro. Pero adorable. No se si os habéis dado cuenta de que adoro que me roben besos… recuerdo cuando vuestro padre casi me ahoga con la lengua cuando…

Pero vuestro padre anda lejos, por lo que seguiré hablando de S. Le llamaré S para no poner su nombre cerdil. S y yo fuimos felices, vivimos juntos y me dio las ganas de vivir. Con él quise explorar nuevas metas, e, hijos, gracias a él podéis ver esos discos del fondo, los que cogen polvo y nunca quereis escuchar. Sí. Me hice cantante.

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